Aquel primero de junio del año pasado, en plena tarde soleada y con un silencio absurdo que arropaba además las calles de Barranquilla (Colombia), pude conocer la historia real, conmovedora; la verdadera historia de una mujer adolescente con proyección de mujer adulta.
“Estefany Parra”, (por petición de la entrevistada se utiliza otro nombre imaginario para la ejecución de este artículo) una adolescente de 17 años, con una mirada brillante, segura y llena de ambición abrió su mundo y su nueva opción de vida para hacernos partícipes de lo que ella con “orgullo” expone sentirse una adolescente prepago.
Por más de media hora, “Estefany” utilizó un discurso tajante, frío y sin precedentes, pues al momento de especificar sus situaciones íntimas, pareciera que la experiencia de su nueva opción de vida fuese de hace tantos años.
(Imagen de serie colombiana, sin senos no hay paraíso)
Entrando en su mundo familiar es claro que la joven tuvo una infancia tranquila, una formación basada en principios y valores y por supuesto, aliada de figuras paternas incondicionales y muy comunicativas, tanto así que proyecta mucha seguridad y orgullo al momento de referirse a ellos.
A medida que pasaban los minutos, intuía que “Estefany” era una joven con muchas habilidades y capacidades, tan inteligente que su desempeño académico, me reconfirma, es sobresaliente, tan inteligente que es muy polifacética y competente para el arte y la música, tan inteligente que ha estudiado becada en su colegio y domina tres idiomas, pero tan inteligente… que eligió ser ¿“prepago”?
No voy a negar que al escuchar su historia, mi admiración hacia esta joven era evidente, mientras más transcurría el tiempo, se me olvidaba que mis sentidos estaban listos y preparados en aquel sofá para atender, sentir, ver, y palpar hechos relevantes, sucesos de la vida cotidiana, en pocas palabras las confesiones de una mujer real.
La vida de esta adolescente es normal hasta que decide atender clientes, y qué ¡clientes! Si, “Estefany” suele ser exigente al momento de ofrecer sus servicios. Por eso su “road manager o “proxeneta” como popularmente se conoce, es el aliado que la promociona. Una vez ella sale del colegio, se pone en contacto con él para que le diga adónde, con quién, y a qué horas debe estar lista. Es claro que sus padres saben, también es claro, que dentro de sus múltiples ocupaciones y actividades que realiza la ubican como una adolescente prepago de “categoría fina” … así tal cual lo suele expresar ella misma.
Dentro de sus funciones está el acompañar al cliente/ejecutivo. El pago del cliente debe hacerse efectivo un día antes, depositando el 70% y el restante la misma noche del encuentro. Todo es directamente con el “proxeneta”; al momento del encuentro ella exige whisky acompañado con hielo. Sus atuendos suelen ser exclusivos y dependiendo de la ocasión. Sin embargo todo esto queda a un lado cuando ella inicia el acto sexual. Justo ahí en ese momento, “Estefany” suele adoptar su rol.. Después de…, ella debe acceder a los caprichos del cliente aceptando toda insinuación que al cliente se le ocurra. Ella de igual manera cumple su labor, la asume a tal punto que los clientes vuelven a solicitarla. Sigue ganando dinero, sigue tomando una posición segura ya que cada día, cada noche intermedian el dinero y estatus como vil cómplices de su actividad. Sus tareas y rutinas familiares transcurren normalmente, pero no falta el descontento y llamado de atención de sus más cercanos; ella sigue haciendo caso omiso. Actualmente, los padres angustiados acuden a cualquier ayuda u orientación profesional para darle a entender que no es el camino que ella necesita. Sus amigos son pocos, ellos asumen el caso pero día a día ella se convence qué es lo que más le gusta. Expone no estar traumatizada, ni muchos menos necesitada afectivamente, pero entonces ¿Qué conlleva a“Estefany” a pertenecer a este mundo de las prepagos?
Emocionada me manifiesta tajantemente: “Me he topado con ejecutivos gordos asquerosos con mucho billete pero que huelen a cigarrillo y que no se bañan, hombres que me llaman un sábado o un domingo con un guayabo impresionante y me toca lidiarlos. Me ha tocado tipos muy feos que no saben tocar a una mujer y que se sobrepasan en agresividad porque “pagaron” y “tienen derecho”. No quería profundizar mucho en eso, pero más de una vez me he puesto a llorar cuando pasan estas cosas. Insisto: no quiero dármelas de víctima, es el camino que elegí, pero eso no me exime de sentir y sufrir a veces. Cierta ocasión, un tipo borracho me escupió en la cara varias veces, tratándome como un animal. Otro día, uno me empujó contra una pared dándome un golpe fuerte en la parte de atrás de mi cabeza, esto solo son uno de los sucesos que puedo relatar”. Justo en ese momento su mirada se inclina hacia abajo, acompañada de un fuerte suspiro… el silencio permanece por varios segundos. Y después de eso expresa: “Cada quien hace con su vida lo que quiera. Yo escogí esta vida, por el momento, y lo que he tratado es de disfrutar de mi trabajo lo que más pueda”. De pronto, su celular suena. Ella contesta recibiendo ciertas instrucciones que anota en un memo, en el cual se alcanza a leer: cita para esta misma noche, a partir de las seis. Se despide de mí, agradeciéndome la entrevista, con rumbo desconocido.
Después de ver a una adolescente llena de vida, conversadora, empática, agradable físicamente y con buen porte y actitud, pude analizar su manera tan segura de pertenecer a este mundo y por supuesto la orientación comportamental que está adoptando a su construcción de identidad, y que aún, en plena adolescencia se está fortaleciendo para el proceso de su personalidad. Así mismo el nivel de desarrollo entre la etapa de la pubertad y adultez temprana que ella está atravesando son sumamente fundamentales para responder por el “quién soy” y que tanto “respeto tengo por mi cuerpo” para la valoración de la autoestima y autoconcepto.
Pero si analizamos que más allá de la promiscuidad la cual va introduciendo su goce femenino en lo sexual complementado con el intercambio de dinero, es una relación tríadica de “placer, pecado y dinero”, el dinero es el elemento de poder que permite a algunos sujetos comprar placer que otros venden. No obstante en este intercambio no sólo pesa el dinero, sino aquel que vende placer, siente el poder de poseer un cuerpo, un goce secreto que el otro requiere con urgencia. Ese encuentro furtivo, clandestino, prohibido, también le da un poder efímero, al someter al otro a la necesidad de su cuerpo y del placer que este proporciona.
Las mujeres que pertenecen a este fenómeno u actividad silenciosa denominada “prepagos” se sienten bien estando inmersas en esta vida, se acostumbran a los lujos y a todo lo que los clientes, en la mayoría de casos extranjeros, les pueden ofrecer. Es aquí cuando el afán de las estudiantes de vender tanto su imagen como su cuerpo para obtener más réditos, hace que se tornen egocentristas y ególatras. Por tanto la gran mayoría entiende que el tiempo va pasando y, esa preocupación, hace que constantemente se estén ejercitando en gimnasios o haciéndose cirugías.
Seguir este modelo de vida que se percibe placentero por los lujos y demás, trae consigo efectos de una vida vacía, dejando claramente huellas imborrables que afectan psicológicamente.
En este sentido, se presume que muchas muchachas pueden reprimirse de tener una familia, desarrollando desinterés en cuanto a la concepción de criar hijos, porque generan un resentimiento contra ellas mismas que las llevan a tener múltiples conflictos emocionales.
Entonces ¿Será posible que el proceso de adaptación e impacto de las mujer que ingresa, se mantiene y sale de este fenómeno de las “prepagos”, tendría los mismos resultados para su salud mental?
Agradecimiento a nuestra página amiga Ser y Parecer.
vomitas
Estoy de acuerdo contigo. Pues estuve muy cerca de caer como prepago, y ahora siento exactamente lo que describes; fue debido al sentimiento de poder ante otros, en este caso los varones. Pues los varones me dejaron la impresión que su mayor fragilidad es en la sexualidad, y una se aprovecha de ello para hacer crecer el ego y para obtener de paso algo material. En mi caso fue el empuje a pensar en la idea de ser una mujer de prepago.
sera que estar con prepago es malo
ami me gusta mucho el sexo pero no me va bien con el sexo opuesto sera que no se enamorar o sera que no le gusto algunas chicas me deprimo por eso me arriesgo siempre estar con de las prepagos y unas veses e tenido fallas una ves se me rompio el condon otravese se me salio e tenido miedo la 1 tengo temor a Dios otra no se si la ultima quedo embarazada y no se de ella