By: Vanina Mejía – Psicóloga experta en temas de Desarrollo Humano y Salud Mental www.seryparecer.com
Las mujeres somos el tesoro perfecto para conquistar y embellecer el mundo el cual dominamos.
Somos, indiscutiblemente la pieza fundamental para capturar al mundo entre los elementos de: sutileza, encanto, belleza e inteligencia logrando rápidamente lo que pretendemos en cualquier sentido que se interprete.
En cierta manera los aspectos anteriormente mencionados influyen en gran medida, en la seguridad y dominancia que cada una de nosotras pretendemos proyectar en los diferentes roles en el que nos desenvolvemos. Es así, que aunque no tengamos dominio de ciertas tareas, aquellos aspectos logran ser nuestros grandes aliados al momento de “enfrentar” situaciones que nos podrían llevar a mostrarnos débiles.
Cuando hablamos de débiles nos referimos básicamente en la manera como diversas situaciones se convierten para muchas mujeres como eventos amenazantes, por ello actuamos agarradas de los famosos “Mecanismos de defensa” que no son más que estrategias psicológicas inconscientes puestas en juego por diversas entidades para hacer frente a la realidad y mantener la autoimagen.
Si bien es cierto, que las exigencias del mercado y los estándares de belleza conllevan en cierta medida a generar modelos de comportamientos, también es cierto que los mismos producen en cierta parte emociones entre los mismos, bien sea por el simple hecho que no toleramos en alto o baja dimensión que alguien esté por delante ó encima de nosotros y más cuando se trata del mismo género. ¿Así lo sentimos?
En el caso del género femenino factores como belleza, inteligencia, imponencia o dominancia ubicados en cualquier contexto, suelen ser, al parecer, factores amenazantes los cuales despiertan en muchas mujeres, comportamientos de envidia, acoso (físico o laboral), levantamiento de comentarios malintencionados y/o destructivos (chismes) y muchos más, llevando a perjudicar psicológicamente la vida e imagen de una mujer.
De esta manera, estaríamos hablando de ¿Rivalidad de género o Inseguridad Femenina? ¿A qué factores podríamos atribuirle este tipo de comportamientos? ¿Será que una conlleva a la otra?
Desde la antigüedad la mujer ha luchado como todo ser humano para satisfacer su instinto de supervivencia, protección de su patrimonio y esto se ha heredado culturalmente, incluyendo un afán de dominio que también lo ejerce con su pareja.
Ahora, socialmente ha habido cambios en las conductas de las mujeres por su mayor participación social principalmente que ha originado que tengan diferentes motivaciones, espacios y proyectos.
Tradicionalmente insegura, la mujer ahora cambia y transforma su rol en la familia y en la sociedad. Anteriormente la mujer era solo “ama de casa”, pero desde que adquirieron el derecho de voto, a principios de la primera guerra mundial, la mujer tuvo que trabajar inclusive como obrera, convirtiéndose en la principal mano de obra ante la ausencia de los hombres que iban a la guerra. Muchos sociólogos mencionan que ahí nace la rivalidad entre mujer y mujer. Las mujeres empezaron a considerar a las propias mujeres como sus principales rivales. No ven en los hombres un peligro, sino a alguien de su propio género.
En algunos casos la rivalidad es satisfactoria, pero puede ser maliciosa.
Una combinación aceptable sería la rivalidad, la competencia, con la SOLIDARIDAD. Pero en general las mujeres ya sea por naturaleza o por conducta aprendida tienen temores a la soledad, al fracaso, a no trascender, a la infelicidad, a la muerte.
Las mujeres necesitan ser queridas, aceptadas y luchan por ser mejores en todos los ámbitos (el mejor cuerpo, la mejor casa, la mejor pareja, los hijos más exitosos, una profesión reconocida, etc.)
No esta tan mal esa lucha, sin embargo se combina con los miedos: a la soledad, al fracaso, etc.
Una rivalidad, debe ser sana, que deje lecciones valiosas, una competencia más positiva, que dé mejores resultados, para corregir errores, ser mejores que ayer, aprender más, acomodar las prioridades, fijarse nuevas metas, en una palabra: SUPERACIÓN.
Una mujer rival que no se supera y que está llena de envidia, se proyecta frente al mundo como peligrosa, ya que puede tener una vida muy amarga, llena de deseos de venganzas y muchas veces actúa y no solo lo piensa, sino que se enfoca en destruir al otro.
No obstante las inseguridades, los tropiezos, los fracasos, las alegrías, hacen parte de nuestro diario vivir. Por tanto aprender, aceptar y convivir con estos ayudan a que manejemos mejores las situaciones que percibimos como amenaza. Simplemente, nos ayuda a crecer.
Realmente, ¿Valdría la pena seguir enfocándonos negativamente en la “otra” cuando simple y llanamente podemos pensar en nuestra propia construcción? ¿Cuántas veces te has enfocado en tí misma? Piensa en lo que podrías tomar de ella para tomarlo como modelo a seguir o simplemente motivación personal de tu propia vida.
Prefieres ¿Ser rival o Insegura? ¿Con cuál te identificas?… La decisión de ser auténtica y apoyar a tu género está en ti.